Tengo 57 años y pertenezco a la primera ola de adopciones de niños de Corea del Sur de los años sesenta en Estados Unidos. Crecí junto a mi hermano gemelo en una cariñosa familia norteamericana, pero siempre me sentí un alienígena entre blancos.
Mark Hagland: “Los hijos racializados con padres adoptivos blancos no somos víctimas”